La
figura del psicólogo deportivo está cobrando relevancia en la actualidad,
aunque generalmente se suele asociar al fútbol.
Si
he de ser sincera, lo que me encanta de la psicología deportiva es que abarca
un montón de ámbitos de actuación. Desde el deporte base hasta el de ocio y
tiempo libre. Cualquier campo que implique un entrenamiento físico necesita el
plus del entrenamiento mental. Siempre podremos aportar algo para ayudar al
deportista o/y al club/equipo a optimizar su rendimiento.
Me
centraré esta vez en el trabajo con el deportista. Son varias las habilidades
mentales que podemos trabajar, se compita o no. Hablaremos de las más comunes:
- Atención y concentración: la capacidad de obviar los estímulos externos e internos y mantener nuestra atención en la tarea. ¿Recordaís a Verdasco perdiendo los nervios ante Gasquet en el torneo de Niza en 2010?
- Motivación: mantener las metas. Encaminar nuestros actos al logro de los objetivos marcados. Evitar caer en la desidia. Por muy trabajadas que tengas todas la habilidades mentales y físicas, si no existe una motivación, no vas a lograr los resultados que quieres.
- Confianza: creer en tus capacidades. Creer en tus habilidades. Creer en ti. Poned en Youtube: “Zidane mejores jugadas” y sabréis de lo que hablo.
- Nivel de activación: tan perjudicial es un alto nivel como uno bajo. Estar excesivamente “nervioso” nos afecta tan negativamente como estar extremadamente “relajado”. Se puede trabajar cómo lograr el nivel más óptimo para conseguir nuestro objetivo.
¿Con
qué deportistas podemos trabajar? CON TODOS. Futbolistas, tenistas, nadadores,
corredores, triatletas, golfistas, ciclistas, jugadores de hockey, jugadores de
basket, gimnasia rítmica, volley… TO-DOS.
La
psicología deportiva puede meter mano en cualquier disciplina deportiva. Y ella
puede marcar la diferencia entre un resultado ordinadario y un resultado excelente.

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